ASÍ QUE ESTO ES CÓMO SE SIENTE EL COLECTIVO HUMANO

Antes de sentarme a escribir un artículo lo que hago es estar en silencio un rato para acceder a estructuras de pensamiento lineal. Pues pensar de manera lineal a mí me resulta muy difícil; sin embargo, eso es necesario para poder escribir un mensaje o un artículo coherente y eficaz, y que puedan ser lo suficientemente cortos como para poder leerse de un tirón.

Pero hoy fracasé en acceder al pensamiento lineal… y el resultado es que este artículo es más largo de lo usual. Lo que vas a leer se origina de varios puntos de vista consecutivos (me las arreglé para elegir unos pocos, para así poder llevarlos a las palabras) al considerar un mismo tema. Los pensamientos que logré expresar en palabras pueden parecer no estar relacionados entre sí. Pero lo están. Y en lugar de estructurarlos de manera lineal, los invito a ustedes al proceso de formar los pensamientos a medida que surgen en la realidad fracturada, estructurada linealmente.

¿Por qué esta fracturada la realidad lineal? Porque el pensamiento lineal, el lenguaje humano verbal y el tiempo lineal son trocitos de atención que prestamos al ordenar uno después de otro para poderlos digerir con más facilidad, y darle sentido a lo que experimentamos – y así no nos resulte abrumador. Así que en el momento en que vemos como separada una experiencia total, la fragmentamos o fracturamos. Pero aún así nos llega algo de ella. Y si nos abrimos a su totalidad podemos entrar en la experiencia sin tiempo ni espacio, sin ninguna estructura, directo desde su fuente.

ASÍ QUE ESTO ES COMO SE SIENTE EL COLECTIVO HUMANO es el título de este artículo. Y elegí este título porque expresa lo que he estado percibiendo y experimentando durante la semana pasada.
Por razones que sólo Gaia y el universo conocen (el misterio siempre hace las cosas más interesantes para la mente) mi hija Daniela y yo tuvimos la oportunidad de pasar una semana en Costa Rica, en un Club de vacaciones de 4 estrellas. Y quiero agradecer a las personas que lo hicieron posible.


Al no tener disponible Internet para comunicarme, y en un instante de relax en medio de un momento para mí lleno de proyectos de trabajo sobre herramientas para acelerar la expansión de la conciencia colectiva, se creó para mí un espacio ambiental, que rara vez tengo la oportunidad de experimentar: el descanso.
Los primeros cuatro días los pasé en un estado extraño y con malestar físico pues a mi cuerpo le afecta mucho viajar en avión. Así que me tuve una tremenda migraña, y una enorme fatiga, aletargamiento físico e insomnio.

CONOZCAN A ELENA DE LAS MANOS CURATIVAS…

Todas las playas en Costa Rica son públicas. Esto implica que si sales del hotel y pisas la arena de la playa te vienen encima decenas de individuos para venderte algo: tours, paseos, propiedades de tiempo compartido, joyería, y en mi caso, una sesión de masaje en la playa.

He conocido a muchísimos sanadores, pero muy pocos me han proporcionado alivio. El contacto en todos los casos, salvo dos excepciones, ha sido doloroso para mi cuerpo y energéticamente muy incómodo, probablemente porque la gran mayoría de los terapeutas utilizan su energía personal, llena de asuntos no resueltos, historias y estructuras heredadas de sus cientos de vidas, y también usan un paquete estructurado como técnica terapéutica… lo cual no significa que no puedan sanar a nadie, pero todo eso en mi cuerpo físico y energético se ha traducido como malestar y dolor.
En mi vida han habido hasta ahora sólo dos personas que no me han causado dolor ni malestar (al tocar mi cuerpo para tratamiento). Una de ellas es Elena, la mujer que da masaje a los turistas en la playa Papagayo en Costa Rica.
Desde el momento en que ella me tomó de la mano para alejarme de los demás vendedores (los que se fueron al poner yo mi atención en ella), supe que tiene «manos curativas». No recuerdo dónde aprendí este término, que se refiere a la habilidad innata y que se pasa de padres a hijos, aunque puede saltarse una o más generaciones; esto significa que la persona tiene acceso directo a la energía de la Fuente, más allá de las estructuras del ego, y de la vida cotidiana.
Elena me dio masaje en la nuca, mientras me hablaba de su método terapéutico. Sin causarme dolor.
Luego otra de sus compañeras llegó para darme masaje en el cuello y la espalda, mientras me decían los precios y sus horarios… Y ¡vaya que este segundo masaje de la otra mujer sí que dolió!!

Cuando esta otra mujer se fue, le dije a Elena: – Tienes manos que sanan, lo sabías? Ella me preguntó, sorprendida: -¿ Cómo es que lo sabes?

Le dije: -Conozco poco de estas cosas, pero puedo sentir cuando alguien tiene esta habilidad y sólo he conocido a otra persona con manos sanadoras en todo el mundo, durante estos 47 años que llevo aquí.

Me dijo: -Mis manos han sido bendecidas. Cuando yo era una niña pequeña, mi abuela, ya en su lecho de muerte, pidió verme un día, y puso sus manos contra las mías. Sentí la energía fluir, fue una transferencia. Mi abuela bendijo mis manos. Inmediatamente después, mi abuela murió.


Y Elena continuó diciéndome: -La gente aquí no sabe esto, pero hemos curado a cientos de turistas cada año en esta playa. Piden un masaje, y se curan. A veces llegan casi sin poder caminar, encorvados… y se van derechos, con energía y caminando bien.
Me dijo que figuraba en la web “Tripadvisor”, con una calificación de 5 estrellas, pero no pude encontrarla allí. No soy consejera de viajes, pero reconozco a una persona excepcional cuando la conozco. Y Elena es excepcional, ¡única! Si necesitas curación, te sugiero ir una semana a Costa Rica, y recibir una hora diaria de terapia con Elena. La encuentras en sus mesas de masaje en la playa del Hotel Occidental Grand Papagayo, carretera 255 en la costa noroeste de Costa Rica.

ASÍ SE SIENTE EL COLECTIVO HUMANO.

En el segundo día en ese país, pasé media hora en terapia con Elena, y me ayudó para el cansancio. Se abrió un punto fuera del espacio/tiempo en que experimenté el colectivo humano, libre de peso.

Hace unos años compartí una experiencia durante mi primera entrevista pública. Hablé de un ser muy oscuro de este planeta, quizás el «papa negro»… Fue una experiencia que sucedió en el plano «astral o místico.» La Fuente me había pedido trabajar por vía psíquica con una persona muy densa energéticamente; pasar tiempo con él, y escribir un libro con esa información.
Así que luego de trabajar con él durante una semana, en una de las sesiones me ví en los jardines de una mansión enorme. Y allí fuera estaba un hombre, un psíquico, que llevaba consigo cruces, libros y otra parafernalia con la intención de enfrentar al ser oscuro con él que yo estaba trabajando.
Miré al psíquico y supe que de entrar él a la mansión sería destruido, pues era muy obvio que tenía miedo, así que le envié una petición mental de quedarse fuera, y no entrar a la mansión.
Entré y a mi alrededor pude sentir esa energía que llamamos «el mal».
La energía era parte del lugar mismo, así como el aire, como un color que lo permea todo. Y recuerdo haber pensado: «así es como se siente el mal en mi piel»… No juzgaba, no tenía expectativas, ni curiosidad alguna. Sólo estaba la experiencia de lo que llamamos «el mal».

Cuando trabajo en esos planos «místicos/astrales» interpreto que las casas, los edificios, son como la vida de las personas. Así que fui por las habitaciones sintiendo cómo la energía se hacía más densa, más espesa… y encontré al hombre con el que estaba trabajando.
Estaba sentado en un trono. Me miró y lo miré: era puro y perfecto «mal». Me senté cerca de él a observar su perfección, la perfección de su energía oscura. Me permití la sensación de esta experiencia. Y de repente, sin esperarlo, me llegó su petición: «¡Clemencia!» Tan pronto lo hizo, sentí la energía pura de la Fuente pasar de mí directa hacia él. Y entonces se transformó, desde la más oscura energía que he sentido en mi vida, a la más hermosa y pura Luz. Me sorprendí muchísimo, y regresé a mi cuerpo físico. Por unos minutos juzgué lo «injusto» que me parecía que simplemente se transformara en luz, sin haber pagado «el precio» por lo que le había hecho a nuestro planeta, a nuestra especie, y a tantos niños y gente inocente. Este enjuiciar pasó rápido. Era sólo una sombra del ego, una reacción de esta construcción humana llamada Inelia.

ASÍ ES CÓMO SE SIENTE AL COLECTIVO HUMANO.

Me fui a nadar al mar.
Cada medio ambiente en el planeta, incluido el colectivo humano, canta su propia canción. El colectivo es como un panal, todos ocupadísimos, hay muchísima comunicación, desde los múltiples lugares, ¡todos tan ocupados!
El océano es uno de los lugares que encuentro más confortables. El agua salada purifica todo lo atareados que estamos y nos alivia profundamente la carga que emana del colectivo humano.

A veces cuando pasas mucho tiempo en una habitación que tiene el aroma a tarta de manzana, dejas de percibir el aroma a tarta de manzana. Pero si alguien más entra al cuarto, sentirá la calidez y el aroma en plenitud, esa calidez reconfortante y la alegría que nos da al corazón la tarta de manzana.

Pasé mucho tiempo nadando en el mar, miré los peces, hice snorqueling, y gocé esa reconfortante sensación de la «tarta de manzana»…

Ahora bien, todos los que han estado en un lugar de vacaciones saben lo pesada que puede estar la energía por las cuestiones humanas, pues los que van de vacaciones suelen estar realmente necesitados de ellas… Y este sitio no fue la excepción. Estaba muy lleno y denso.

Al salir del mar y pisar la playa me golpeó de lleno la energía del colectivo humano. Pero en lugar de causarme daño, como se había abierto aquel punto en el espacio/tiempo para mí, pude simplemente sentarme a observar y experimentarla: ASÍ QUE ASÍ SE SIENTE EL COLECTIVO HUMANO.

Es igual que un color, una nota musical, una sensación en la piel… Es una sinfonía de gente muy ocupada, emociones, experiencias, importancias personales.
Y entonces escuché el llamado de la Fuente a simplemente sentarme y observar la sensación del colectivo humano. Y aquí es donde me gustaría pedirte algo. Verás, este llamado no es sólo para que yo haga esto. Es PARA TI también.

¿Puedes sentarte a experimentar, simplemente observar cómo percibes tú, cómo se siente el colectivo humano?

Si experimentas una reacción emocional, mental, o cualquiera que sea la reacción al leer esta petición, por favor PROCESA la reacción.
Utiliza el Ejercicio para Procesar el Miedo (que encuentras en el sitio de ascension101, en español) y cambia la palabra Miedo por lo que sea que estás sintiendo o pensando. Luego vuelve al ejercicio de la sensación del colectivo humano. Y simplemente repite: «Así es como siento al colectivo humano».
Cuando te permites estar en la experiencia de SENTIR lo que siente el colectivo, sin enjuiciar, ni quererlo curar; sin tener que hacer algo al respecto, o experimentar algo en particular, o conectarte con alguna cosa, sino simplemente ESTAR en la experiencia del colectivo humano, entonces habrás respondido a la petición.

Así que durante mis vacaciones nos fuimos al mar, con la esperanza de ver a los delfines… pero no vi ninguno. Seguramente estaban ocupados persiguiendo un cardumen de ricos pececillos, por algún otro lugar… Y sabían que yo lo entendería. Lógico, y ellos no tienen idea de lo sensible que me pongo cuando me rechazan por un cardumen delicioso… 🙂

ASÍ ES CÓMO SE SIENTE EL COLECTIVO HUMANO.

No sé el por qué se nos ha pedido hacer esto. No hay un resultado específico hasta donde yo sé. Al haber un deseo de un cierto resultado en nuestra mente, entrarían en escena los juicios… y habría que repetir el ejercicio.


¡Avísanos lo que tú experimentas!