¿Eres demasiado perezoso para el empoderamiento?

Si has estado durante algún tiempo en el camino del empoderamiento o de la iluminación, habrás escuchado alguna vez: «Medita cada día», o que varios maestros, ponentes o gurús te aconsejen que hagas ciertos ejercicios todos los días para favorecer tu crecimiento, tu consciencia, tu empoderamiento y tu iluminación.

Así, un día te compras un libro y lo lees, o tal vez un curso y lo escuchas, o incluso vas a un evento o dos, o a un retiro.

Sin embargo, cuando llegas a casa, te pones ropa cómoda, enciendes la tele, entras en Facebook, o visitas tus sitios webs favoritos, y, tres meses más tarde, sigues teniendo los mismos problemas, el mismo tipo de relaciones, el mismo trabajo, las mismas frustraciones y todo sigue igual.

Entonces vuelves a abrir aquel libro, escuchas nuevamente el curso o la grabación del evento al que fuiste, y, esta vez, quizás hagas uno o dos de los ejercicios… una vez. O puede que compres un nuevo libro y lo leas… una vez.

Pero, ¿todos los días? Realmente no. No tienes tiempo. Ni siquiera puedes meditar y, de todos modos, cuando lo has hecho tampoco te ha ayudado demasiado.

Te prometes comenzar en serio al día siguiente… pero ese día nunca llega.

La dilación, la distracción, la resistencia a hacer algo (también conocida como pereza)… todo ello conspira para evitar que crezcas.

Porque, al igual que cuando queremos llegar físicamente a algún lugar, para meditar, conseguir un objetivo, o hacer ciertos ejercicios, tenemos que crear algo que nos impulse y algo que nos atraiga.

Es decir, un impulso que nos saque del lugar en el que estamos y un tirón que nos lleve hacia donde queremos estar.

Cuando aquello que nos impulsa y aquello que nos atrae es negativo, el camino se pone muy difícil. Sí, sé que mucha gente cree que sólo se avanza cuando las cosas van muy mal, pero eso es SÓLO si uno lo cree así y ha sido educado a través del dolor. En este caso, el impulso es el sufrimiento que padece una persona, y lo que lo atrae o tira es una disminución del mismo.

Cuando educamos a nuestros hijos a través del dolor, les estamos enseñando que si no dejan de comportarse negativamente, les va a pasar algo peor. A partir de aquí emerge un patrón que dice que sólo debemos dejar de hacer algo y evitar el dolor que está causando, si es realmente muy malo. Entonces, pasar nuestros días sin realizar actividades placenteras (aunque se trate de quedarnos durante horas mirando fijamente el techo para ver cuántas caras podemos ver en el yeso), no es lo suficiente negativo como para salir de ahí.

Si estamos en casa con ropa cómoda, comiendo helado, viendo nuestros programas favoritos, y las 8 am se convierten en las 2 am día tras día … no habrá nada que nos ayude a empezar a meditar a menos que perdamos nuestro trabajo, nuestra pareja, nuestro hogar … o seamos víctimas de otro problema grave. Porque, seamos realistas, pasar así los días, uno tras otro, tampoco está tan mal.

Básicamente, hemos sido programados con la idea de que no es necesario detener el comportamiento negativo, a menos que dé lugar a un dolor tan grande que nos obligue a levantar el trasero del sofá, apagar la pantalla del ordenador, o dejar un trabajo sin alicientes.

Y ese es un programa que ha funcionado muy bien durante mucho tiempo. Sin embargo, si sigues ese programa y saboteas tu vida para crear la cantidad de dolor que te lleve a la acción, te permitirás comportamientos negativos durante todo ese tiempo, y todo el sufrimiento que se derive de ello, creará más de lo mismo. Básicamente, mientras sigues comportándote así, no sólo alimentas la negatividad en tu propia vida, sino que también alimentas la energía negativa de las personas que conoces, la de tu sociedad y la de toda tu especie. En otras palabras, el efecto negativo que provoca tu postergación y el no moverte hasta que el sufrimiento sea insoportable, es enorme.

Dejando de lado la culpa, podemos empezar a programarnos para salir del comportamiento negativo y acceder a un comportamiento positivo que nos lleve a una vida increíblemente feliz. El tipo de vida en la que cada mañana al despertar exclames: «¡Oh, Dios mío, me encanta mi vida!», y te llene de emoción saborear cada minuto. Y adivina qué, pasar el día en ropa cómoda en tu casa, un día tras otro, ya no es ningún problema.

La forma en la que podemos empezar a meditar todos los días, a hacer los ejercicios de los libros o de los eventos, y empezar a trabajar activamente para llevar nuestra vibración personal a un espectro más elevado, es cambiar aquello que nos impulsa y aquello que nos atrae.

El impulso y la atracción nacen de los intereses, de la inspiración, de la curiosidad y del placer. Sí, la clave es encontrar cosas que te estimulen de una forma más enriquecedora que pasar cada día siete horas en Facebook.

“¿Y qué podría ser?”, tal vez te preguntes.

El primer paso es reconocer todas aquellas cosas que haces actualmente con las que disfrutas. Y luego, encontrar algo con lo que conectes y que te permita crecer. Y éste es un primer paso importante.

ANTES de encender tu ordenador para hacer cualquier actividad placentera a la que le dediques muchas horas, pongamos Facebook como ejemplo, di esto: «Por cada 15 minutos meditando, puedo pasar una hora en Facebook». ¡Así, Facebook se convierte en tu recompensa por un trabajo bien hecho!

A lo mejor piensas: “Pero odio meditar, no puedo hacerlo. Nunca he podido. ¡Eso son tonterías!”. Pero ten en cuenta que hay miles de meditaciones. Millones en realidad. Por lo tanto, lo primero que puedes hacer es probar con una meditación guiada. Y una meditación guiada es súper fácil de hacer.

O también puedes sentarte con la espalda recta (no te acuestes o te dormirás), cerrar los ojos, respirar profundamente tres veces, y luego sentir cómo la respiración entra y sale de tu cuerpo. Entonces, cuando tu mente empiece a parlotear, y tus pensamientos a emitir destellos, tu cuerpo se inquiete y tengas ganas de encender el ordenador, empieza a soñar despierto que eso es exactamente lo que estás haciendo. Imagínate yendo hacia tu ordenador, encendiéndolo, entrando en Facebook, y empezando a leer las publicaciones, comentándolas y dando “likes”. Como estás en un ensueño y puedes hacer lo que quieras, te ves sentado exactamente donde estás, con tu ordenador delante, pero estás rodeado de un hermoso bosque antiguo junto a un arroyo. Mientras pasas ese tiempo agradable interactuando en Facebook, respira el olor fresco de las plantas y de los árboles, siente el sol acariciando tu piel a través de las hojas. De pronto, ves que aparece una persona junto a ti y se sienta a tu lado, o delante de ti. Es tu guía de alta frecuencia. Puedes hablar con él / ella, o simplemente disfrutar de su alta frecuencia durante un tiempo.

Por otro lado, cuando te conectes a Facebook, hazlo sólo durante una hora. Pon una alarma que te avise y, cuando haya pasado la hora, planifica hacer algo completamente diferente. Planifícalo antes de empezar, así lo tendrás claro cuando sea el momento. Así, si has estado sentado durante una hora, la próxima actividad tiene que ser estando de pie o caminando. Y aquí no hay límite de tiempo. Puede ser un minuto, una hora, no importa, siempre y cuando reconozcas que es diferente a lo que has hecho la hora anterior. Y, cuando acabes, repite.

Hacemos las cosas que hacemos todos los días porque nos dan placer. Ya sea para distraernos de nuestra horrible existencia, o porque literalmente nos encanta hacer cualquier cosa si es agradable. ¡Y hacer cosas que nos den placer es una cosa natural y saludable! Por lo tanto, vamos a sacar provecho de ese placer. Hagamos que sea el regalo por meditar, por hacer el ejercicio que nuestro gurú nos enseñó, o por escuchar de nuevo ese MP3 que compramos el año pasado.

¿Te hacen falta buenos ejercicios de empoderamiento?

Aquí hay muchos, divertidos, poderosos y profundos que puedes comprar, a cambio apoyas mi trabajo.

Y si no tienes dinero, aquí tienes muchos otros, gratis.