¿Las personas espirituales tienen crisis nerviosas?

Hace poco mi hija Daniela me preguntó: “¿Las personas espiritualestienen crisis nerviosas?”. Esto fue porque estaba pasando por unos días realmente difíciles y se le ocurrió esa pregunta, porque pensó que al estar  trabajando en su evolución, procesando la negatividad, inspirando y generando positividad,  no “debería” verse afectada por circunstancias o energías, emocionales, mentales y, a veces físicamente, complicadas.

He visto a maestros espirituales comprometidos -cariñosos e inspiradores- caer en la desesperación total, en el coma etílico, ser víctimas de intentos de suicidio, enfermarse de gravedad o tratar  mal, ya sea de manera verbal, emocional o incluso físicamente- a quienes estaban con ellos. Por supuesto, el comportamiento agresivo es un completo shock para sus amigos, alumnos o simpatizantes. Y con razón. Nadie debe aceptar comportamientos agresivos de parte de otra persona. Pero la pregunta entonces es: ¿por qué ocurre esto?

Hace unos días hubo un gran ritual en la Reserva Makah en honor a un equipo de adolescentes que ganaron el campeonato estatal de baloncesto. Después del ritual, algunos de los espíritus que habían sido invocados, se quedaron allí, lo que físicamente era un poco como una pesadilla. Un ritual que se ha  iniciado, llevado a cabo y no se ha concluido, hace que las energías y los espíritus no se despidan, pues no se cierra el proceso. El pueblo, de repente, estaba atestado. Y los espíritus y seres que se habían quedado no tenían una vibración particular pues, como había sido invitado todo el mundo, habían venido todos. El bullicio psíquico era cada vez peor y empecé a pasarlo realmente mal. De hecho, puedo decir que la semana pasada fue una verdadera pesadilla.

Un espíritu en particular insistió en que fuéramos a un lugar muy específico de la carretera principal, y que nos sentáramos y observáramos algo que había allí. Era amable, con buenos modales y una energía súper agradable, así es que dijimos que sí, que lo haríamos.

Cuando llegamos a lugar, le pregunté por qué debíamos sentarnos y permanecer silenciosos, y esto es lo que dijo:

“Antes del Cambio, todos podíamos oír la Tierra, podíamos oírnos unos a otros, al viento, a los animales, a las plantas y a los árboles; a los peces, al océano, y también a cualquier otro ser en cualquier otro mundo (dimensión). Después del Cambio, nuestros oídos han dejado de funcionar, y todo lo que hemos podido oír son nuestros propios pensamientos. Algunos podían oír un poco pero la mayoría, no. Aquellos que sí podían, necesitaban estar tranquilos y sentarse a escuchar durante muchas horas, días, semanas, a veces meses. Y estar muy, muy silenciosos. Entonces podían volver a oír. Y lo que oían lo comunicaban a su aldea.”

¿Entonces no estaban en su aldea? Pregunté, mirando a los coches y a la gente que había por allí.

“No. Es muy difícil estar en silencio, incluso cuando se está solo. Y si hay gente cerca, hacen mucho ruido. Quieren cosas, tienen peticiones y desean hablar. Necesitas alejarte de las personas para poder escuchar bien.”

Me di cuenta de que él tenía un sonajero que agitaba delante suyo,  y que entonaba cánticos suaves y algunos sonidos con su voz.

“El sonajero es para alejar los pensamientos, y también para espantar los de otras personas, o las voces de los “demonios”. La canción es la tonada que comenzamos a oír, cada vez más fuerte, para así dejar de oír los otros ruidos o pensamientos.”

La otra noche pasamos en automóvil por el lugar en donde quiso que nos sentáramos con él, y aún estaba allí. Sentado en el césped, envuelto en una manta y con el sonajero en el regazo, mirando en dirección al lugar que quería que observáramos.

Esta es, por supuesto, una experiencia y una conversación subjetiva. Ocurrió en mi espacio mental y en mis oídos, y para mí no es diferente a una conversación que tendría con cualquier ser humano; pero si te ayuda, piensa en ello como en una fantasía exploratoria.

La idea de aislarnos para llevar a cabo un trabajo espiritual es universal. Cada religión, cada cultura tiene sus seguidores espirituales, ya sea en lugares aislados al margen de los pueblos y ciudades, o dentro de las mismas ciudades y pueblos aislados con muros infranqueables. La mayoría de los chamanes pasan el tiempo en soledad en las montañas, bosques u otras áreas deshabitadas. La mayoría de los monasterios y conventos están alejados de la civilización.

Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con las crisis nerviosas?

Bueno, no es coincidencia que los adeptos y trabajadores religiosos y espirituales se aíslen. Lo hacen por su propia cordura y protección.

Nosotros, por el contrario, estamos profundizando en nuestra propia ascensión y expansión de la consciencia, sin el lujo de contar con el aislamiento y el apoyo que otros pueden dar sosteniendo el espacio (una vibración energética de alta frecuencia en nuestro entorno inmediato). En lugar de eso, estamos rodeados de drama, requerimientos emocionales y físicos, trabajo, hijos, esposos/as, proyectos, vecinos, noticias, guerras y otras tragedias, y también los problemas mundanos de la gente. Un montón de cosas. Tenemos que “preocuparnos” de llegar a fin de mes, de pagar el alquiler, cuidar nuestras relaciones, solventar el transporte hacia y desde el lugar de trabajo… la lista es interminable.

Esto no es algo que se haya hecho antes, ya que no hay otra época , en la historia registrada, en la que millones de personas hayan comenzado a trabajar en su crecimiento espiritual mientras viven y trabajan en el ambiente mundano de la ciudad. Sí, hay personas que durante miles de años se han vuelto “religiosas” y han seguido un estilo de vida religioso muy estricto, pero esto no es lo mismo que llenarse de luz o trabajar en nuestro despertar, ya que, en el primer caso (la “religiosidad”), cedemos nuestro poder, mientras que, en el segundo, nos hacemos con nuestro poder. En el primero, permitimos que otras personas más espirituales nos otorguen información y sus “bendiciones”, mientras que, en el segundo, nosotros mismos encontramos la información y las “bendiciones” en nuestro interior. Volverse practicantes espirituales en un ambiente mundano crea una gran tensión, un continuo “tira y afloja”.

Somos lo suficientemente fuertes para hacerlo, pero a veces nos vemos presionados con tal fuerza que perdemos los estribos. Y entonces, ¿qué es lo que podemos hacer en esas situaciones?

Lo primero de todo es darnos cuenta (tal como dice el viejo proverbio budista) de que “todo invierno se convierte en primavera”. Pasará.

En segundo lugar, necesitamos comenzar a observar y a hacer cambios en nuestro estilo de vida y en lo que nos exigimos a nosotros mismos.

Y en tercer lugar, necesitamos construir límites sólidos, estar muy seguros sobre el tipo de interacciones que vamos a permitir en nuestra vida. Ser amables y considerados con nuestro ser y nuestro cuerpo.

Y si mientras leías este artículo identificaste alguna señal de alarma en tu propia vida, busca tiempo para aislarte de tu rutina diaria.

Si no puedes costearte un retiro espiritual (cada cierto tiempo), entonces definitivamente resérvate tiempo para estar en la naturaleza, o en tu altar personal, donde no seas molestado por un par de días  al mes.

En ocasiones reaccionamos tan vehementemente al “tira y afloja” que nos aislamos completamente de todos los que nos rodean durante semanas, meses o incluso años, sin saber cómo volver a la sociedad, a interactuar con los demás, e incluso sin tener  la certeza de que esto sea una buena idea.

Con el tiempo, cuando nos reponemos de todas nuestras interacciones anteriores (hay muchas herramientas y artículos en es.ineliabenz.com para ayudarte precisamente a eso), podemos volver al universo de la civilización y lo mundano con un sentido más fortalecido de nuestro ser, nuestra energía y límites, sabiendo en qué tipo de co-creaciones y relaciones queremos involucrarnos.

Si sientes que estás cayendo en una depresión, en una crisis o colapso nervioso, evita el alcohol y las drogas que alteran el estado de la consciencia, ya que, aunque puedan ser tentadoras, empeorarán las cosas a un nivel energético (abrirán la puerta a influencias negativas del tipo místico).

Sé amable contigo mismo/a, observa este fenómeno, comprende por qué sucede y también date cuenta de que es algo que pasa con mucha frecuencia, y que podemos hacer algo al respecto.

Y una de las cosas que podemos hacer ahora mismo es no hacernoslo pasar mal a nosotros mismos/as, o sentir que hemos fallado porque hemos caído por un momento en el drama, el sufrimiento o en una baja vibración.