En febrero de 2023 tuvimos una clase fantástica titulada «Reencarnación: escapando del ciclo de la vida y la muerte». En ella, abordamos qué es exactamente lo que nos hace ser lo que somos hoy.
Cuando analicé la posibilidad de que tal vez los recuerdos nos definan, encontré una línea de energía que realmente empuja esa creencia hacia la sociedad en general.
Esta agenda no sólo empuja a la gente en su propia identidad personal, sino también a nivel de identidad social. Socialmente hablando, muchos grupos toman la historia oral o escrita como parámetro de identificación del grupo.
Esta identidad se utiliza entonces para definir la acción y la normalidad de la experiencia dentro de ese grupo.
En la vida, he conocido a muchos individuos que han hecho de una o varias situaciones vividas la base de su identidad, de sus decisiones y de su personalidad. Para ellos, esa situación fue un momento crucial.
Esta característica, que una persona se defina a sí misma de esa manera, me despertó la curiosidad y decidí mirar más de cerca por qué lo hacen.
Un par de particularidades comunes entre estas personas me sorprendieron.
Una de ellas era que, en cada caso, el recuerdo característico del acontecimiento pasado mantenía a la persona en un camino muy definido y estrecho en la vida. El otro aspecto era que utilizaban el recuerdo como permiso para comportarse de determinadas maneras y lo convertían en la razón de sus sentimientos, decisiones y visión del mundo actuales.
Después, me alejé un poco de las líneas de energía individuales y observé datos más amplios y descubrí que, para todas las personas que he conocido, la familiaridad inducía un nivel de comodidad y placer que algo desconocido no era capaz de provocar por muy agradable que fuera.
Por ejemplo, digamos que te gusta una canción nueva que está sonando en la radio (lo sé, tecnología antigua, pero tradúcelo al lugar donde puedes escuchar música). Te quedas rápidamente con su nombre y la escuchas una y otra vez a lo largo de la semana. Cada vez que escuchas la canción, te familiarizas más con ella y, por lo tanto, las emociones son más fuertes.
Ésa es la clave: cuanto más te expones a algo, más familiar te resulta y más fuertes son tus emociones en torno a ello. Incluso asignamos la palabra «familiar» a algo que reconocemos y hacia lo que solemos tener sentimientos positivos.
Esto también se aplica a lugares, situaciones, personas, objetos e incluso a los propios sentimientos. Una cosa nos dará un sentimiento específico y el sentimiento es tan familiar que no nos damos cuenta de que podría ser perjudicial o que no es la forma saludable de responder a algo que está sucediendo. Es simplemente la manera familiar de responder a ello y por lo tanto lo aceptamos.
Esa es la clave. Cuando algo nos resulta familiar, tendemos no sólo a aceptarlo, sino también a pensar que es positivo y permitimos que dicte nuestra experiencia general. Permitimos que defina nuestro mundo interior de sentimientos y pensamientos, nuestras decisiones y a nosotros mismos.
A medida que tomamos conciencia de ello, podemos asignar diferentes parámetros a lo que nos define a nosotros y a nuestras experiencias.
Podemos identificar situaciones recurrentes, o incluso recuerdos del pasado que nos afecten, y aunque nos resulten familiares (y por tanto normales), podemos decirles «no» y empezar a re-cablearnos con nuevas experiencias recurrentes (elegidas por nosotros) y exponernos a recuerdos de otras personas que sean saludables y fortalecedores.
Como adultos empoderados, ahora podemos decidir qué nos define y qué nos resulta familiar.
Inelia
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PS. Esta es una clase relevante para este tema Muerte, la verdad no dicha
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